Bruselas, junio 2021
Lleva toda la semana lloviendo en Bruselas y parece que el domingo no iba a ser una excepción. Además, hacía más viento de lo habitual. Estando el día tan desapacible, decido acercarme a la Catedral, tengo pendiente un artículo sobre ella y además allí estaré a cubierto.
La Catedral de Bruselas es la única catedral de Bruselas. Esto es normal. Entonces, ¿por qué lo digo? Porque siempre que menciono la Catedral de Bruselas a alguien de Bélgica, me pregunta ¿cuál de ellas?
Bruselas está repleta de Iglesias grandes, es posible que alguna mayor que la Catedral. No estoy seguro. La anécdota me viene bien para aclarar que la catedral es como la iglesia principal de una diócesis, en la cual el Obispo tiene su sede. Sería como la cabeza de las iglesias diocesanas, y está asociada a acontecimientos y ceremonias más relevantes. En resumen, tenemos que asociar la catedral con el Obispo. A las iglesias va, de vez en cuando.
La advocación (santo o virgen a quien se dedica a un lugar religioso para que lo proteja) de la Catedral de Bruselas es la de san Miguel y santa Gúdula (la historia de esta última es bastante curiosa y se duda, incluso, de su existencia). Antes de que alguien me rebata, he de aclarar que efectivamente la Catedral de san Miguel y santa Gúdula es la única de la ciudad de Bruselas, pero no de su diócesis, en este caso archidiócesis (no me detendré a explicar la diferencia), la de Malinas- Bruselas.


Estatuas de santa Gúdula y san Miguel
La diócesis de Malinas se instauró en 1559. En 1961, el Papa san Juan XXIII la convirtió en la actual archidiócesis con el nombre de Malinas- Bruselas. A consecuencia de esta unificación, en la actualidad, la archidiócesis cuenta con dos catedrales, la de Bruselas y la de san Rumoldo de Malinas (ver artículo).
Tras estas aclaraciones, he de decir que mi visita a la catedral se inició sin saber a ciencia cierta si había vestigios españoles en ella . Tan solo había leído algo sobre unas vidrieras y poco más. Pero el hecho de que la Catedral se concluyese en 1500, año del nacimiento de Carlos I me hacía albergar algunas expectativas favorables.
La catedral se encuentra muy cerca del centro de Bruselas (Grande- Place o Grotte-Markt) frente a una plaza que también lleva el nombre de santa Gúdula, a cuya derecha mirando de frente a la catedral está la calle del Marqués, también vinculada a la historia de España y que mencionaré en un futuro artículo.
Siempre digo que no sé nada de estilos arquitectónicos, y no me gusta copiar directamente de las guías informativas. Por tanto, creo que la mejor manera de presentar a la Catedral de Bruselas es a través de las siguientes fotos, tomadas tanto el día en que la visite como otro día menos nublado:


Visto el exterior de la iglesia (todas las catedrales son iglesias, pero no al contrario) es el momento de subir la gran escalinata hasta su entrada y acceder al templo.
Para explicar el interior de la Catedral, sin entrar en detalles técnicos, la podemos dividir en tres partes: nave central, transepto y ábside. Es decir, la parte de delante, la del medio y la del fondo.
Yo me centraré en el transepto y en el ábside, en concreto en la parte del Coro:

La Catedral está muy vacía. Debido a la Covid-19, no hay apenas celebraciones de misas, y son pocos los visitantes.
Desde el transepto, mirando hacia el ábside, encontramos enfrente el Coro y a la izquierda la Capilla del Santísimo, que alberga el tesoro de la Catedral, al que me dirijo. No recuerdo el precio de la entrada, alrededor de cinco euros, supongo. Pero, ¡oh, sorpresa!, no se puede pagar con tarjeta. Como se me ha hecho bastante tarde, decido ir a sacar dinero y a comer. Los dos primeros bancos que encuentro están cerrados y en el tercero no funciona la máquina. Al final encuentro uno en pleno centro comercial y acabo tomándome unas patatas fritas antes de volver.
Tras este lapsus, vuelvo a emplazarme delante de la Capilla del Santísimo. Antes al avanzar hacia el transepto me he dado cuenta de que las puertas del Coro están cerradas y de que necesito entrar para tomar alguna foto decente de las vidrieras que, según mis datos, se encuentran alrededor del altar mayor y versan sobre la historia hispano- flamenca.
Explico la situación. Me pregunto si debería presentarme como escritor o historiador (que bien me lo podrían convalidar ya). Al final me decido por algo así como “J’ai un blog, savez- vous?” La señora del Tesoro acaba llamando al encargado de seguridad, un grandullón belga con cara de bonachón, que acaba de llegar tras renovarle el tícket del párking a la señora. Digo yo que, puestos a seguir haciendo favores, podría ser…Tengo suerte: me abren y me dejan estar a mis anchas el tiempo que quiera en el Coro, el cual sigue cerrado a los demás turistas, que supongo que piensan que me he colado.
En total, en la parte superior del ábside se encuentran cinco vidrieras realizadas entre 1510 y 1530 por Nicolás Rombouts. Comenzando por la vidriera de la izquierda encontramos la primera referencia hispánica, aunque no sabemos bien a qué personaje está dedicada. La guía de la Catedral dice que se trata de Margarita de Austria con su esposo Juan de Aragón(hijo de los Reyes Católicos). Sin embargo, para algunos autores representa a Felipe II con María de Portugal. En la siguiente vidriera podemos ver a Felipe el Hermoso con su esposa Juana de Castilla. La vidriera central representa a la Virgen María y al Niño entre Maximiliano de Austria y María de Borgoña. A su derecha, encontramos a santa Gúdula con Carlos I y su hermano Fernando. Por último, en el extremo izquierdo vemos una vidriera con santa Margarita y la tía de Carlos I, Margarita de Austria, junto a su segundo esposo, Filiberto de Saboya.


Esta descripción de las vidrieras del Coro me parece la mejor manera de comenzar la visita a la Catedral, en clave hispánica. Es una primera evidencia del elevado grado de conexión que históricamente han tenido los gobernantes de Bélgica con esta edificación. Además, es una oportuna introducción antes de continuar hacia el Tesoro.
Como casi todo lo que contiene ,el Tesoro de la Catedral custiodado en la Capilla del Santísimo es del período español. Voy un poco perdido haciendo fotos a diestro y siniestro con objeto de buscar luego qué puede servirme y qué no.
Como estoy yo solo, al cabo de un rato la señora de la entrada, se acerca y se ofrece a explicarme cada uno de los objetos junto a la historia detrás de ellos. Puedo destacar, sobre todo, un busto de alabastro de “La Virgen con el Niño” que data de 1525 aproximadamente y que se atribuye a Conrad Meit, así como un tríptico atribuido a Michel Coxcie que tenía en aquel momento 92 años. También un lignum crucis (según la tradición un pedazo de la cruz de Cristo). Hay, además, otros muchos objetos interesantes y pinturas, que me explica con mucha amabilidad.









En lo que se refiere a los gobernantes de época hispana se debe prestar atención a los siguientes aspectos:
En la pared que se encuentra detrás del altar hay un armario- sagrario en el que se guardan reliquias; entre otras, se venera el cráneo de santa Isabel de Hungría y un hueso de Ruusbroec. Bajo el altar, están inhumados los gobernadores de los Países Bajos, el archiduque Alberto (1621), la archiduquesa Isabel (1633) y el joven príncipe José- Fernando (1699), hijo del gobernador Máximo de Baviera. También yace aquí Carlos de Lorena (1780), gobernador bajo el reinado de María Teresa.

Encontramos, así mismo, otros soberbios mausoleos dedicados a personalidades del siglo XVII, como el de Pierre Roose, presidente del Consejo particular de los archiduques Alberto e Isabel.
No obstante, de nuevo, lo más impresionante son las vidrieras. Cuatro en total, que fueron realizadas por el maestro Jean Haeck según los cartones de los pintores bruselenses Bernard van Orley y Michel Coxcie. Se trata de regalos que Carlos I y su familia hicieron en honor al Santo Sacramento del Milagro. Los donantes figuran en la parte inferior. En la primera vidriera se ve a los donantes: Juan II de Portugal y Catalina de Aragón, hermana de Carlos Primero, con san Juan Bautista y santa Catalina. En la segunda vidriera están Luis II y María de Hungría, otra hermana de Carlos I, con san Luis y la Virgen María. La tercera vidriera (1540) representa a los donantes, el rey de Francia Francisco I y su esposa Eleonora de Austria, hermana de Carlos I, y sus santos patronos, Francisco y Eleonora. En la cuarta vidriera (1547) se ve en la parte inferior a Fernando I, hermano de Carlos I, y a Ana de Bohemia, hermana de Luis II de Hungría, junto a sus santos patronos, Fernando y Ana, que llevan a la Virgen y al niño.
Cuando ya pensaba que había terminado la visita a la Capilla, me acerco por curiosidad a una gran lápida de mármol que hay en la pared, pensando que debía ser de algún Obispo o eclesiástico importante. Sin embargo, y pese a que las letras están algo borradas, puedes leerse perfectamente en latín: “Aquí yace don Juan Arrazola de Oñate…1689”. Me voy rápidamente a buscar a Béatrice para que me explique por qué no me había mencionado esto, entre el resto de detalles del Tesoro. Béatrice es la señora de la entrada que me había explicado el resto de la Capilla. A estas alturas ya éramos medio amigos.

Me dice que no sabe mucho y que, efectivamente era español. De hecho, me cuenta que hace unos años un estudiante “español del País Vasco” (así dice ella que se presentó) vino preguntando por la tumba, ya que al parecer tenían algún parentesco, o tal vez era también de Oñate. Indagando un poco en Internet, resulta que este Arrazola fue secretario de la Archiduquesa Isabel, y al parecer hoy en día, aún quedan alrededor de 55 Arrazolas de Oñate en Flandes, herederos de aquellos españoles del siglo XVII. Habitualmente, uno piensa que la mayoría de apellidos españoles en Bélgica proviene de emigrantes de las oleadas del siglo XX, fundamentalmente de Asturias y Andalucía. Pero no es nada raro, encontrar apellidos que se han mantenido desde el siglo XVI y XVII, y que los belgas que los portan son plenamente conscientes de su procedencia.
Por ejemplo, ese es el caso de Béatrice, que me asegura que es descendiente de Mendietas, también vascos.
Hace tiempo que trabajo en un artículo sobre la emigración española en el siglo XX, pero tal vez haya también mucho que investigar sobre los siglos anteriores. Al fin y al cabo, hasta 1713 numerosos españoles y familias españolas llegaron a Flandes, no solo con el ejército, sino también como funcionarios y comerciantes. Ya conté algo en “En Flandes se ha puesto el Sol”. De hecho, en lo relativo a los vascos, éstos ya tenían consulados en Flandes mucho antes de Carlos V y los Austrias, como el de Brujas, edificio en el cual tuve la suerte de residir durante el año que estudié en esa ciudad.
Pensando en la posibilidad de escribir una nueva serie de artículos, me hago una foto de recuerdo con Béatrice. Después de todo yo también tengo apellido guipuzcoano. Arrazolas, Mendietas, Vergaras y muchos otros dejaron una impronta profunda en este país, que a menudo solo recuerda que el Duque de Alba decapitó a dos condes y fin.
Aunque esté dedicada a san Miguel y santa Gúdula, creo que voy a empezar a considerarla como la Bruselako Euskal Katedrala. Pero, como en 1689 el señor Sabino Arana ni estaba ni se le esperaba, tal vez sería mejor llamarla Bruselako Gipuzkoako Katedrala, que además tiene una K extra. Aunque creo que por entonces todos eran llamados vizcaínos, aunque mejor no sacar ese tema.
La visita me ha dejado muchas sorpresas, más allá de que prácticamente todas las referencias españolas se reduzcan a las vidrieras. Pero hay muchas historias de las que tirar del hilo. Probablemente, me dejo más cosas por descubrir; dos siglos de presencia española debieron dejar más rastros en la Catedral, pero, para ser mi primera visita exploratoria, no está mal.
Antes de concluir, echo un vistazo a otras dos vidrieras interesantes que vale la pena contemplar. Una a cada lado del transepto (que también se llama crucero).
En el lado derecho, una vidriera ejecutada en 1537, según dibujos de van Orley, representando a Luis II de Hungría y su esposa María, la hermana de Carlos I. A la izquierda otra del mismo autor y fecha representa al Emperador Carlos I con su esposa Isabel de Portugal arrodillados ante Dios Padre.

[…] de la Iglesia de Nuestra Señora de Sablon, de estilo gótico y mucho más detallista que la Catedral de san Miguel y santa Gúdula, hacen que a menudo los turistas piensen que esta iglesia es la Catedral. Merece mucho la pena […]
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[…] posteriores episodios, continuaré por el Bulevar de la Emperatriz hasta la Catedral de san Miguel y santa Gúdula, para continuar hacia el Hospital Pacheco y regresar al centro antes de explicar la historia de la […]
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[…] una fotogénica imagen de la Catedral. Yo hoy, no voy a entrar. Pero os invito a leer también mi última visita a la misma y los interesantes vestigios españoles que aún se […]
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