Malinas es una de las grandes desconocidas de Flandes, algo que como residente en Bélgica es de agradecer. Pasear por Gante, Amberes, Brujas o Lovaina es sinónimo de encontrarse con hordas de turistas extranjeros que quitan lustre a la ciudad, a pesar de que dejan millones de euros en la economía local. No fue por un motivo agradable- una pandemia- pero uno de mis mejores recuerdos es poder ver las “Grand-Place” de Brujas o Bruselas totalmente vacías y a mi disposición.
Por poner un ejemplo de mi comparativa previa, Malinas y Lovaina se encuentran prácticamente a la misma distancia de Bruselas. Tienen, también, una población similar, de entre 80 000 y 100 000 habitantes. Cuando menciono Lovaina todo el mundo la conoce; sin embargo, no ocurre lo mismo con Malinas. Tal vez, porque su nombre en flamenco “Mechelen” es más complicado que “Leuven”, pero sobre todo por la ausencia de una gran universidad en Malinas.
Esta situación le otorga un carácter mucho más local, que a mí siempre me ha agradado. La primera vez que vine a Malinas era invierno, tenía resaca, perdí el tren y solo pudimos ver algo de la Catedral. Aún así, aquella visita me dio para publicar un artículo en esta web, en la que conté interesantes anécdotas como la de los “maneblussers” (en esta nueva visita pude comprobar que es real) y sobre todo a centrarme en el tema militar, la importancia estratégica de Malinas en el Brabante flamenco y el brutal saqueo que sufrió por parte de las tropas del duque de Alba en 1572.
En esta ocasión, me centraré en el tema cultural y las conexiones de la ciudad con España, más allá de los hechos bélicos de la guerra de los ochenta años. Son numerosas, pues como ya conté hace años, aquí se crió Carlos I de España, junto a su tía Margarita de Austria.
Mi nueva visita a Malinas (hubo otras pero sin intención de escribir después) se produjo tras dejar atrás Sint- Niklaas, cuya visita con unos amigos siguiendo las huellas de una familia española olvidada relaté en otro artículo. No nos llevó mucho tiempo visitar la pequeña ciudad flamenca y nos encontramos con toda la tarde libre. Tras comprobar que llevaba conmigo mis notas sobre Malinas- entre otros sitios- sugiero parar allí antes de volver a Bruselas. Les consigo convencer asegurándoles que no habrá que andar mucho y cogemos el tren de vuelta a Bruselas con parada en Malinas, a donde llegamos a media tarde de un soleado día de verano. En Flandes se puede viajar en cualquier época del año, el frío no es tan intenso como en Alemania o centroeuropa. No obstante, la falta de luz a partir de media tarde impide disfrutar del viaje, por lo que para visitas en el exterior yo siempre recomiendo viajar en verano.
El paseo desde la estación hasta el centro de Malinas es bastante agradable, la ciudad es muy llana y en seguida llegamos a la Grotte Markt. Para nuestra desdicha, al igual que en Sint Niklaas, la plaza se encuentra ocupada por una feria y los cacharritos nos impiden tener la panorámica completa de la plaza.

Ayuntamiento de Malinas, frente a la Grotte-Markt
El recorrido que seguimos difiere del que yo he añadido en este artículo, pero creo que el adjuntado es mucho más cómodo y además coincide con la ruta seguida con Antonio Bermejo Herreros, autor que sabe mucho más que yo y que buenos motivos tendrá para haberla escogido.
Como se aprecia en el mapa, en torno a la Grotte Markt encontremos dos lugares de interés para nuestra historia. En un extremo, la estatua de Margarita de Austria, uno de los personajes más importantes de la historia de la ciudad y que no dejó mal recuerdo. Es una estatua sencilla y elegante que encaja a la perfección con las históricas casas flamencas que la circundan a sus lados. Frente a ella, la Grotte Markt. En un lateral de la Plaza se erige el actual ayuntamiento, el cual cambió varias veces de emplazamiento entre los edificios cercanos. Es un edificio especialmente histórico pues anteriormente fue la sede del mercado de paños, una industria que despuntó en la ciudad y fue gran causa de su prosperidad. No obstante, ante el declive de la industria se le decidió dar un nuevo uso y renovarlo. Dicha obra fue financiada parcialmente por el Emperador, pero no llegó a ser terminada hasta el siglo XX, por distintos motivos.
Por el camino, paramos a contemplar la Iglesia de san Pedro y san Pablo. Está cerrada. Pero no pasa nada, pues no tiene historia española, más allá de, si no me equivoco, contener una urna con las vísceras de Margarita. Seguro que son muy bonitas, pero ya las veremos otro día. Y no es por menospreciar a Margarita de Austria, pues si bien no explicaré aquí mucho sobre ella, la importancia de la hermana de Felipe el Hermoso fue mucha en la historia de España, al ser tutora del Emperador Carlos.

Iglesia de san Pedro y san Pablo
Por la calle que sale junto al Ayuntamiento, continuamos nuestro recorrido en busca de la antigua casa de Margarita de Austria que, por cierto, está considerado la primera manifestación del renacimiento en los Países Bajos católicos. Entre rebelión y rebelión, a España le dio tiempo a dejar algunas perlas culturales y artísticas que aún perviven.
Como se observa en el mapa adjunto, a pocos metros de la Iglesia, ya se vislumbra el Palacio de Saboya, pues tomó el nombre del marido de Margarita de Austria, donde vivió hasta fallecer.
El motivo por el que para mí esta ciudad es tan carolina como Gante o Yuste es que, no solo se crió aquí Carlos, sino que él mismo más adelante daría su autorización para traer el Gran Consejo (de los Países Bajos, en un futuro explicaré en que consistía) a esta ciudad, convirtiéndola en una suerte de capital. De hecho, el cardenal Granvela fue arzobispo de Malinas y, hoy en día el obispado de Bruselas, lo es también de Malinas. Así pues, entre 1616 y 1794, aquí se tomaron algunas de las decisiones más importantes que afectaron a los Países Bajos meridionales. Como es de suponer, entre sus miembros se encontraron varios españoles o descendientes de españoles

Palacio de Margarita de Austria
La suerte que nos había acompañado todo el día se acaba, pues es festivo y el Palacio está cerrado, pero es gratuito y en la próxima ocasión lo visitaremos. Al igual que el Palacio de enfrente que hoy es una especie de salón de eventos, pero que en el pasado fue el “Palacio de los Príncipes”.
Aquí se crio Margarita, su hermano Felipe el Hermoso y su sobrino, Carlos. Tres flamencos muy austriacos que, en cierta forma, aún hoy definen cómo es España. Ver los edificios donde se criaron en la ciudad que definió su carácter y sus personalidades y que se encuentra en un nivel de conservación excepcional es una oportunidad única para cualquiera que ame la historia, a Bélgica, a Flandes o, incluso, a España…
Por cierto que aquí también murió Margarita de York, madrastra de la madre de Margarita de Austria… pero mejor no metemos a aún a los ingleses en el dibujo, ya aviso de que pintaron mucho en Flandes…

Palacio de los Príncipes

Palacio de Busleyden
Continuamos la ruta callejeando por la ciudad, perdiéndonos un par de veces, buscando el museo municipal que si bien no es español, contiene un muñeco que si lo es y al que llaman Op- Signoorke, que viene de la palabra signoor, que es como los flamencos entendían la palabra española “señor”. Hay varias anécdotas sobre el origen del nombre, pero no pude comprobarlas al encontrarse el museo cerrado. Como parece claro que habrá una nueva visita a Malinas, tendrán que estar atentos al próximo artículo… entre tanto, adjunto una foto de internet del susodicho muñeco, al que han puesto también unas banderas españolas.
Artículo incompleto… en proceso.

Fachada del Beguinario

Casa de Luc Fay d’Herbe

Antiguo Hospital Militar Español

Estatua de Margarita de Austria con la catedral de san Romualdo, al fondo

Escudo de época española

Casa del Salmón

Recorrido de la visita, basado en las indicaciones de Antonio Bermejo